Creo que la espera de mi hija empezó
hace unos tantos años, cuando decidí que quería ser "mama", para eso
entonces creo que me imaginaba que eso era como soplar y hacer botellas, grave
error. Tal vez en ese momento nunca me imagine el susto y el torbellino de
emociones que sentiría al enterarme de mi embarazo, el cual a pesar de ser
consciente de que podría llegar, subestimé lo suficiente como para que me
cogiera de sorpresa.
Me enteré de mi embarazo el 7 de Mayo
del 2011, para eso entonces algunas cosas en mi vida no eran como yo hubiese
querido, pero en la vida nada es perfecto y ahora tenía un bebe en camino, un
bebe esperado y anhelado. A pesar del susto inicial y del temor a lo que se
venía, lo enfrenté con entereza y me apresuré en hacer todo aquello que
implicaba mi embarazo.
Mi embarazo no fue fácil, gran parte
de permanecí incapacitada, debido a constantes amenazas de aborto, a pesar de
todas las complicaciones sobreviví a 37 semanas de sube y bajas, de encantos y
desencantos, que en ultimas contribuyeron a que me fortaleciera para adentrarme
en el ser mamá, pero no cualquier mamá, para ser una super mamá para mi hija,
para garantizar todo lo que necesitara y cuando digo todo, me refiero no solo a
lo material.
Al comienzo del embarazo y debido a
todas las complicaciones, el miedo más grande era de perder a mi bebé, y sobre
todo el pensar como lo enfrentaría y como sería atravesar una
situación que creo dolorosa me embargaba, sin embargo este temor se convertía
en un aliado a la hora de hacer todo aquello que fuera necesario para no
permitir que perdiera a mi bebé, si el médico decía ponte cabeza arriba,
simplemente lo haría, para garantizar el bienestar de mi hija.
Contaba con una red de apoyo nutrida,
mi esposo (que al comienzo del embarazo era mi novio), mis padres, mi tia, mis
primas y algunos amigos, que si bien no podían estar al lado constantemente, si
trataron de estarlo a distancia. El contar con tantas personas fue bueno a la
hora de recibir consejos, apoyo y sobre todo ayudarme en todo lo que implicaba
la logística, es decir ir al médico, autorizar las ordenes, hacer diligencias e
incluso realizar los quehaceres domésticos, debido a que mi movilidad era
limitada.
Gracias a todas estas situaciones
logre llevar mi embarazo a la semana 37, a pesar de que pudo haber pasado
antes, recibí medicamento para madurar los pulmones de la bebé en Octubre, a
pesar de que mi fecha probable de parto era en Enero, todas estas medidas me
asustaban, porque implicaban que el parto podía ser en cualquier momento y esto
era desde antes de la semana 28.
Debido a una cirugía previa, mi parto
debía ser por cesárea, es por esto que siempre me imagine llegando con mi
maleta muy bien arreglada con tanto tiempo de anticipación, con todo dispuesto
para la llegada de mi pequeña- A pesar de haber estado en urgencias muchas
veces y de saber que mi hija podría nacer en cualquier momento, mi esperanza
era poder hacerme a la idea de que mi hija nacería y de disponerme mi cuerpo y
mi alma para esto, sin embargo no fue así, fui a un control de rutina y debí
acudir al servicio de urgencias, debido a que tenía la presión muy
alta, después de exámenes médicos y una eco
grafía los médicos determinaron que lo mejor para mi hija y para
mi era que ella naciera ese mismo día.
Luisa llego a este mundo el 21 de
Diciembre de 2010, con los ojos abiertos de par en par, a pesar del corre
corre, durante la corta espera para la cesárea, pudo avisarle, "Luisa hoy nacerás, no te asustes, hoy por fin nos conoceremos". Esta no era
mi primera cirugía, pero estaba muy nerviosa, mi preocupación era doble y
de los mismos nervios, todo me dolía más, pero finalmente la recompensa fue la
mas grandiosa de mi vida y la que ha llenado cada uno de mis días.
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